22 abr 2012

Era una especie de veneno adictivo. Un veneno que me mataba por dentro, muy lentamente.
Mis huesos se rompían, mi sangre se evaporaba y en mi mente sonaba el chillido de unos cuervos. Todo se volvía negro. Tu amor, el mío, mi mente, mis ojos.


Gracias a Palomita






No hay comentarios:

Publicar un comentario