Mientras escuchaba esto...
...escribí esto:
Hoy es lunes y estoy odiándolo a pesar de no ser una de esas personas que odia los lunes. No sé por qué últimamente me siento tan apática. Solo tengo ganas de dormir y sé que cuando eso me pasa es una muy mala señal. Intento analizarme y buscar cosas que me llenen, porque las hay, de veras. Sin embargo, no sé qué pasa. Sofia no es Sofía.
...escribí esto:
Hoy es lunes y estoy odiándolo a pesar de no ser una de esas personas que odia los lunes. No sé por qué últimamente me siento tan apática. Solo tengo ganas de dormir y sé que cuando eso me pasa es una muy mala señal. Intento analizarme y buscar cosas que me llenen, porque las hay, de veras. Sin embargo, no sé qué pasa. Sofia no es Sofía.
Me siento un poco sola y esto puede sonar a tontería si me estás leyendo y me conoces. Puede sonar a tontería porque siempre estoy con gente y siempre disfruto de una buena conversación y unas risas con aquel que me acompañe. No se trata de esto. Yo sé que no estoy sola. Quejarme por eso sería absurdo a parte de hipócrita. Pero me siento así siempre que llegan las ocho de la tarde y veo otro día acabarse desde mi escritorio, al que ya estoy pegada desde que empezó el curso. Quizás todo esto se reduce a que es a las ocho de la noche cuando desconecto del mundo exterior y me meto en el mío interno. Cuando me apetece escuchar música y escribir o leer algo que me de alas para volar al día siguiente.
Estoy estancada en la misma música y tengo un parón creativo.
Esto último es un dato importante y tiene mucho que ver con encontrarme sola en mi propio mundo interno (¿Ha tenido esto último algún sentido? Voy a intentar desgajarlo y explicarlo).
Sí, supongo que cuando me quiero dedicar las últimas horas del día a mí y me meto en mí misma, me encuentro con que no hay nada. Es un vacío que da vértigo. Como si viajases en un mar de nubes infinito y todo lo que vieses fuese algo blanco e insustancial. Hay jardines que están llenos de árboles y flores durante alguna época del año y secos durante otra. Es un poco eso, supongo.
No creo que sea algo malo tener rachas así. No existe el verano eterno... pero qué triste es sentirte triste cuando no sientes nada.
También echo mucho de menos a algunos amigos que están por Europa este año y me gustaría darles un abrazo. De cuatro recibo noticias continuamente y de dos no recibo ni una. Qué triste, qué triste. Nunca nada acabó mal, querido lector... pero siento que todo acabó mal.
silence...
Ha sido muy agradable leer esto. Tus sentimientos expresados en poesía y simpatía. De tus textos, uno de los favoritos. Por fresco, por personal, por auténtico y por lírico.
ResponderEliminarPero es que Octubre suele traer estos sentimientos. Melancolía, nostalgia, entrega a la ensoñación y el vacío. Al menos a ti te encanta el verano, pero yo tengo a Octubre cómo mes favorito del año. Imagínate que tipo de espíritu soy. Quiero decir: sé de que se trata.
Un beso.