Entonces ven. Dame un pedazo. No te conozco cuando dices "qué felices, qué caras más tristes... qué caras mas tristes...".
Ella sabe y presiente que algo ha cambiado. ¿Donde estás?. No te veo. Es mejor. Ya lo entiendo.
Ahora ya no me lamento.
No sigo detrás. ¿Para qué? si cada vez que vienes me convences, me abrazas y me hablas de los dos...
Y yo siento que no voy.
Que el equilibrio es imposible cuando vienes y me hablas de nosotros dos.
No te diré que no.
Yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario