19 oct 2011

Y ahora, la luz se apaga.
Suena Turning tables de Adele.
Me suelto el pelo, hoy quiere bailar conmigo.
Me gusta muchísimo su movimiento, el aroma a champú que deja cuando flota mientras el viento le acaricia.
Hondas, más hondas.
Sofía está feliz.
Es una felicidad extrañísima, como nunca antes la había sentido. Tengo los pelos de punta y muevo todas las partes posibles de mi cuerpo. Tronco, manos, brazos, dedos, pelo, piernas, pies... Tengo un poco de miedo a caerme porque me he olvidado las zapatillas de danza en casa y el suelo resbala un poco. Se que ella me mira, pero eso solo hace que me motive más. Me estiro tanto que viene a mi la sensación de acabar de levantarme de la cama, pero ya llevo 13 horas despierta.
De repente un soplo de aire hace más amenos todos los movimientos. Hoy me muevo como el aire. Me dejo llevar por él y su sonido, que es la música.
Hoy todo ha vuelto a parecer distinto, mi rutina se ha roto en los cuatro minutos que aproximadamente dura la canción.
Hoy ha sido el día del arte y de las explosiones de sentimientos internos.
Hoy me he sentido bien y me he dado cuenta de el por qué estoy aquí y soy tan sumamente feliz.

(Acompaño esto con una lagrimita que cae encima del cristal de mis gafas de ver... qué se le va a hacer).

Turning tables:




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