27 ago 2014

Escuchaba esto:




Y escribí esto:



Me escapé varias noches de casa para encontrarme contigo delante de ese bar cutre de la esquina. Recuerdo que recorría el pasillo de puntillas, con mucho miedo de despertar a alguien y que se me fastidiase el plan y cuando conseguía salir por la puerta del portal, me sentía como un pájaro que acababa de salir de una jaula donde había pasado años y años encerrado.
Verte esperándome en la puerta de aquel bar provocaba en mí un sentimiento que a día de hoy sigo sin saber explicar. Haber planeado horas antes contigo ese encuentro y toda la parafernalia al detalle, como si estuviésemos planeando el crimen perfecto y que nos saliese tan bien, en fin, creo que era algo maravilloso.
Nos escapamos treinta noches seguidas, todas las noches del mes de abril y ninguna madrugada fue igual a la anterior. Éramos increíbles juntos. Nos tenía envidia, de verdad.
El 30 de abril de aquel año me llevaste a bailar.
Como siempre, recorrí el pasillo de puntillas por miedo a encontrarme con alguien por casa y que se me estropease el plan  y cuando conseguí salir por la puerta del portal cual pájaro recién liberado después de años y años de cautiverio, volé hasta la esquina donde estaba ese bar cutre que por cierto, servía los mejores pinchos de tortilla de toda la ciudad. Cuando te vi, me pasó lo que me pasaba siempre que te veía, se me encogió el corazón y lo escuché latir. Me acerqué a ti y te planté un buen beso, como si fuese a ser el último que te daba. Caminamos un rato y llegamos a un sitio cerrado en el que no había estado nunca con una pista de baile bastante grande, completamente vacía y una bola plateada de discoteca. Empezó a sonar la música y comenzamos a bailar a cámara lenta, creyéndonos estar en la típica escena final de una película en la que los protagonistas se mueven al compás de la música, y se miran y tú te quedas como "jo, míralos qué atractivos."
Siempre me ha gustado cuando una peli acaba con una escena a cámara lenta. Los movimientos, y las expresiones cobran verdadero sentido. Y lo reconozco, me quedo embobada mirando a la pantalla buscándole el significado a todo. Intentando adivinar lo que están sintiendo esos personajes a partir de su lenguaje corporal y no a partir de lo que dicen o no dicen. 
No sé. Me parece una manera preciosa de ponerle punto y final a una película perfecta.






You could put some joy upon my face



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