Cogeremos un Chevrolet Caprice del 67 y nos recorreremos todas las carreteras desiertas de Arizona con la música a tope, con vaqueros cortos, camisetas de tirantes, sombreros y botas cowboy. No dormiremos. Conduciremos a todas horas, mañana, tarde y noche. Pararemos en un bar cutre para comer una hamburguesa y beber una cerveza.
De vuelta a los orígenes.
No te pido más.
Vete consiguiendo el coche.
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Born to be wild |
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