A LETTER TO MY YOUNGER SELF: WHAT INSTAGRAM HAS DONE
TO US
Recuerdo
que cuando era más pequeña era una persona con mucha creatividad. No paraba de
fotografiar y grabar cualquier cosa, de publicarlo en mi Tuenti cuando estaba
en casa y tenía internet y de disfrutar cuando no lo tenía y estaba fuera en la
calle o en la casa de cualquier amiga. Publicarlo en aquella red social no era
más que una manera de compartirlo con mis amigos. Ya estaba. No había más.
Cuando
cumplí dieciocho años, mi tía me regaló un smartphone y me descargué Whatsapp e
Instagram. Me atrevería a decir que por aquel entonces, Instagram era un lugar
seguro, una continuación del Tuenti. Nadie sabía sobre la existencia de Maria
Pombo, Dulceida y un largo etc de peña que me da bastante igual. Yo seguía
haciendo mis fotos, mis autoretratos, seguía subiendo algún texto que escribía
y todo iba ok. No sé qué tuvo que ocurrir para que llegase un momento en el que
lo que yo solía fotografiar, grabar y escribir dejase de parecerme interesante.
¿Qué hizo cambiar mi percepción sobre mi propia creatividad? Hoy tengo veinticuatro
años y estoy más apagada que nunca. Me despierto, enciendo el móvil, veo miles de
instastories y lo apago, desayuno, vuelvo a la cama, vuelvo a mirar el móvil...
Esto me ocurre demasiado a menudo.
Siento
que me he fallado, que ahora no hago algo que me nazca de dentro. No es que me
compare con la gente de Instagram o que quiera parecerme a ellos, solamente veo
que me he convertido en una persona que ha automatizado tanto el hecho de llevar
al dedo al botón de la aplicación, que ya no sabe no hacerlo. Ahora en vez de
ser una persona activa, dispuesta a crear, me he vuelto una persona pasiva, que
solo consume lo que otros comparten ¡Joder Sofi, con lo que hemos sido!
Como
estoy harta, esta mañana me he desinstalado la aplicación. No la he borrado porque
me da pena perder las fotos que he ido subiendo… pero a puntito he estado de
hacerlo. No planeo volver a ella hasta que sienta que retomo las riendas de mi
creatividad y sensibilidad y que no estoy defraudando a la Sofi más jovencita.
Te quiero mucho, Sofi. Siento haberte abandonado… voy a intentar volver a ti.
Qué voy a decir! Si me ocurre lo mismo... Un blog en el que trabajé de forma constante durante años y que de repente perdió todo su atractivo porque Instagram es más fácil de consumir y de ser consumido. Yo también me cabreo conmigo misma cuando me doy cuenta de que me meto sistemáticamente en Instagram a consumir cosas que en verdad no son interesantes hasta el punto de volver a abrir la aplicación y que no haya ni una mierda de story nuevo, o sea, nada por consumir. A veces me angustio en momentos donde sé que tengo fotos que publicar y cosas que quiero decir, pero no lo hago porque me entra una extraña pereza terrible y en vez de publicar.... consumo. Porque desde luego es mejor ser consumido que consumir (por lo menos en Instagram).
ResponderEliminarEn fin Sofia, me alegro de que aun escribas aquí, como ves algunos regresan a leer. Yo también he querido romper mi maldición y, tras un año y medio de abandono en mi blog, he vuelto a publicar una entrada. Era algo digno y especial, algo que he sentido, perdería su importancia si tan solo lo publico en Instagram.
Un beso.